martes, 30 de marzo de 2010

El estudio y la enseñanza de la moral fundamental, hoy.

Seminario Teológico Misionero Tiranno
Materia: El quehacer teológico
Profesor: Luis Eduardo Cantero
Alumno: Federico Reyes




El estudio y la enseñanza de la moral fundamental, hoy. Reflexiones en torno al quehacer teológico

La noción de Teología Moral Fundamental

Asumimos que esa disciplina consiste en una reflexión (inteligencia de la fe) sobre el ser y el comportamiento ético, en cuanto tales, del creyente en Cristo más allá de sus implicaciones o contenidos particulares. La moral fundamental se ocupa de los principios éticos mas generales y comunes sobre los que descansan las nociones y argumentaciones particulares, por ejemplo, de la bioética, de la moral social, etc.

El puesto de la cuestión moral en la existencia cristiana

La iglesia no ha pensado nunca que su misión mas importante sea la de recordar a los hombres como tienen que vivir. La prioridad pertenece el anuncio cristiano: Cristo, el Hijo de Dios, se ha encarnado, ha muerto y ha resucitado para que los hombres puedan nacer a una nueva vida. La conducta moral no puede ser comprendida separada del sujeto existente, que por otro lado manifiesta.
La cuestión fundamental sobra la que ha reflexionado la teología moral se puede formular en los siguientes términos: ¿Qué significa para el creyente hacer el bien y evitar el mal? Es posible elaborar una respuesta solo sobre la base de que la teología moral disponga ya de la clave de solución a otras cuestiones preliminares tanto para el creyente como para el no creyente.

ANOTACIONES SOBRE ALGUNOS MODELOS TEOLOGICOS

La pregunta del bien y del mal en el Nuevo Testamento

A.- A Juan el Bautista (Lc. 3. 10-14)
B.- A Jesús (Jn. 6. 28-29)
C.- A los apóstoles (Hc. 2. 37-38).

La respuesta del Bautista responde a la idea común moral: necesitamos normas que digan como tenemos que comportarnos. Pero la respuesta de Jesús implica un planteamiento diferente, ya que sus palabras y sus obras solo pueden ser entendidas desde la fe de El como enviado de Dios. En cambio, la declaración de Pedro se pone como una concreción practica de la afirmación del Señor: acoger al anuncio cristiano implica una disponibilidad a un cambio en el modo de ser (metanoia), una transformación del ser que se opera mediante un sacramento (signo eficaz de la renovadora acción de Dios) y que se culmina con la recepción de un don (Espíritu Santo). El hombre tiene algo que decir o entregar para convertirse y bautizarse, pero solo puede escuchar i acoger el don que lo transforma en una criatura nueva.

La cuestión del bien y del mal en el modelo tomista: una respuesta en la certeza de la fe.

El tema en estudio no es Dios sino el hombre, en cuanto persona, en cuanto imagen y semejanza de su creador. Preguntarse sobre el bien o el mal, es preguntarse sobre el retorno hacia la fuente de donde uno tuvo su salida. Tanto Dios como el hombre constituyen dos sólidas certezas. Pero la clave primera de la lectura es la colocación del discurso moral entre la iniciativa de Dios (primera parte) y la misión de Cristo (tercera parte). Pero en general no vemos una respuesta certera pero vemos que su énfasis es partir siempre de Dios mismo así también como de Cristo en su accionar humano.

La cuestión del bien y del mal en el modelo alfonsiano: una respuesta en la duda práctica.

Puesto que la decisión ética viene mediada por la conciencia, esta se constituye en argumento primero y central. La pregunta del bien y del mal tiende a convertirse en una pregunta de conciencia, aunque no en la manera como lo han entendido recientemente los planteamientos pastorales.

En la reforma y la contrarreforma: vacío elocuente

El anuncio cristiano crearía en el hombre la conciencia de no ser mas que un pecador y basta. Y en esa conciencia no encuentra espacio la pregunta sobre la plenitud de vida.

La cuestión del bien y del mal en los modelos actuales: un intento de respuesta en el escepticismo post-moderno

La cancelación del sentido h favorecido que continúe identificándose la cuestión moral con la cuestión de lo lícito y de lo ilícito, de lo mandado y de lo prohibido. La ley (moral o civil) no expresaría ya algo permitido o vedado en cuanto bueno o malo, sino en cuanto a si es o no factible. La afirmación de San Agustín: “Dios no manda cosas imposibles, sino que al mandar lo que manda, te anima hacer lo que puedas y a pedir lo que no puedas” tiende a ser sustituida por esta otra: “cuando resulta imposible hacer lo que Dios manda, quiere decir que en realidad el no lo manda”

TAREAS DE LA MORAL FUNDAMENTAL: EL ESTUDIO

La Revelación divina no es un informe sobre el estadio de cosas. Dios revela como un señor soberano manda y que prohíbe. El destinatario de su palabra es ineludiblemente requerido a dar una respuesta, precisamente porque ese destinatario es dominus sui, señor de si mismo.
El anuncio cristiano puede ser el punto de arranque de una teología moral solo si su contenido normativo se pone después y como consecuencia de una transformación que se opera en el ser mismo del hombre que deviene cristiano, y por lo tanto protagonista de una vida nueva. Si la revelación fuera mera palabra externa, no se podría construir una ética teológica.
Existe una continuidad entre la Revelación de la moral cristiana y la razón practica, continuidad que permite que esta pueda comprender y traducir de alguna manera el anuncio cristiano en un lenguaje inteligible universalmente comunicable.

TAREAS DE LA MORAL FUNDAMENTAL: LA ENSEÑANZA.

Merece particular atención el empeño por construir la ética teológica desde el contexto explícitamente cristologico. En este sentido se han propuesto diversas clases de interpretación: llamada-respuesta en Cristo, imitación o seguimiento de Cristo( No se trata aquí solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho mas radical: adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre a la voluntad del Padre)vocación en Cristo a la sanidad etc.
La moral que nace del encuentro con Jesucristo es una moral de salvación. Desde el instante mismo en que acoge en su vida al Señor, la conducta del cristiano no es ya el cumplimiento de la ley impersonal, sino el ejercicio de una capacidad que le ha sido donada por su salvador.
La moral cristiana es consecuencia de la salvación donada gratuitamente por Dios por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo. Es, por tanto, una moral cristocentrica. Una moral de rostro humano porque Cristo, nos ha salvado del pecado y de la muerte, cambiando en sus raíces la condición histórica del hombre.

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