viernes, 16 de abril de 2010

El desafío de la Globalización y el quehacer teológico (Carolina Bache)

¿Cómo encarar y responder teológicamente al desafío de la globalización?

a. ¿Cómo encarar teológicamente a este desafío?

La globalización económica solo beneficia a unos pocos y perjudica a otros. El neoliberalismo, doctrina de moda impuesta al mundo de hoy, sacrifica despiadadamente en los países subdesarrollados los gastos para salud, educación etc., hace imposible el desarrollo social. Que no se puede reducir el desempleo y que éste crezca con los avances tecnológicos es una prueba de lo irracional del sistema imperante.

Urge la necesidad de una clara toma de posición desde nuestro compromiso de fe, nutrida a su vez por la palabra de Dios y ejemplificada por Jesús y sus seguidores a través de la historia de la iglesia cristiana. Como sostiene el biblísta naturalizado argentino René Kruger: Esta necesidad hunde sus raíces en el cristianismo mismo… se deriva de la fidelidad al Evangelio de Jesús y de su gran mandamiento. Jesús enseñaba a sus seguidores que la vida gana profundidad si las personas comparten lo que tienen, en beneficio del bien de todos y principalmente de los necesitados: los pobres, los marginados. Este testimonio vivido por Jesús ha enfatizado desde los inicios del cristianismo la opción por los maltratados, los oprimidos los marginados y despreciados.
Los índices globales del crecimiento deben ser confrontados con las desigualdades internas dentro del sistema, referidos a las oportunidades de acceso a trabajo, ingreso, educación, vivienda, justicia y recreación. La palabra de Dios opone la vida y la salud del cuerpo social a este manejo personal y perverso en provecho de unos pocos. A partir de este incentivo espiritual y fe, los cristianos latinoamericanos debemos lanzarnos a un profundo debate y manifestación social, urgente e impostergable, sobre la vida de nuestros pueblos, la economía y la política necesaria para implantar
tal modelo.
La globalización económica es un sistema que va en contra de los principios bíblicos que seamos uno en Cristo, al concepto de comunidad, de hermandad, etc.
Un ejemplo a citar es Bonhoeffer vivió lo que; la fe en acción; eso era para él, iglesia y acción.
Luchar por una humanización de la economía, de la política, mediatizada por una hermenéutica teológica liberadora, que reconoce la prioridad de la opción por los pobres, los débiles.

b. ¿Cómo responder teológicamente a este desafío?

América Latina vive entre la angustia y la esperanza. Desde nuestra fe cristiana no podemos ignorar el problema de la globalización y sus efectos, porque hoy se ha constituido en un sistema dominante que compite con nuestros valores religiosos. Es necesario hacer frente a este sistema.
Como afirma Pablo Deiros:
Para nosotros como cristianos bautistas es necesario admitir que también somos parte de la situación. (…) cualquiera sea nuestro grado de responsabilidad, es necesario que confesemos y admitamos nuestra culpa.
La visión en Jesucristo nos desafía a tener esperanza y actuar firme, de una manera diferente a lo vivido por otros en el siglo XX, como fue el caso de nicaragüense la resistencia por medio de las armas.

En los movimientos populares crece el clamor por una ética de la vida como fundamento de la vida social. Manzanera cree en el compromiso con las luchas populares que debe ser asumida por todos los cristianos, independientemente de que están o no estén en un ambiente de marginalidad. Esta opción debe ser asumida desde una interpretación científica, utilizando los presupuesto metodológico de la teología latinoamericana en el dialogo interdisciplinario con las ciencias humanas y sociales, tanto en la descripción e interpretación de la realidad social, como en la elaboración de opciones políticas y económicas (…)
La teología podrá considerarse autosuficiente y prescindir de éste diálogo interdisciplinario (…), un ejemplo de éste dialogo es la Teología Latinoamericana.
Del lado de los economistas sería un grave error despreciar este dialogo fecundo con la teología cristiana, porque tanto teólogos como economistas estamos llamados a servir con nuestras disciplina a la humanidad. Esta opción será una acción crítica a la globalización económica de nuestros pueblos, para que los gobernantes latinoamericanos superen sus deficiencias y opten a nuevos horizontes más humanos tanto en el ámbito local, regional e internacional.
Se necesita que las instituciones paraeclesiales y eclesiales de América Latina se habrán al dialogo académico, espiritual y al trabajo unido; esto le permitirá replantear su misión evangelizadora y su actitud frente a las políticas económicas impuestas por el FMI. Las instituciones eclesiales y paraeclesiales deben aceptar el desafío de ser guarda de nuestros hermanos que sufren por culpa de nuestro silencio y sumisión al sistema, deben ser proféticos en el anuncio y denuncia de los que oprimen, así podremos construir una comunidad política, económica mas humana.

11. ¿Es necesario prescindir del argumento divino para explicar el origen del universo? Desafío de los científicos a la teología.

Introducción:
El tema de Dios ha sido tocado en los últimos años del siglo XX por varios científicos que desde la física han encontrado en el campo filosófico o teólogo. Esta discusión no es nueva, como ha sucedido con la filosofía y la teología; pues la cuestión de Dios toca el centro de la existencia humana y ante ella el ser humano nunca queda diferente.

1. la ciencia y el origen del universo
El origen del universo es un tema difícil de tratar tanto filosóficamente como científicamente. Es necesario aclarar que no es lo mismo origen y principio, el primero hace referencia a una generación, es existencia, el segundo, en cambio, hace referencia a tiempo, no a generación en prior lugar, sino a comienzo. Hay una relación entre ambos conceptos, relación que la ciencia y la teología han de precisar.
El principio del universo
El concepto de principio temporal del universo, no existe en el pensamiento científico y filosófico de Aristóteles. Para él, los cuerpos celestes están en movimiento de rotación uniforme y fueron puestas en movimiento por el motor inmóvil desde la eternidad. Aristóteles no tiene un concepto de creación propio del judaísmo y cristianismo. Por lo tanto, no tiene ningún prejuicio religioso que le impida afirmar este movimiento continuo del coso, una especie de movimiento inercial, mucho antes de que éste fuera descubierto. El modelo Copérnico mantiene de las cosmologías medievales la bóveda celeste. Por el hecho de poner al sol en el centro del universo y a la tierra en movimiento alrededor de él. Pasamos a la paradoja de Olbers, formulada en el siglo XIX. Olbers plantea la dificultad de un universo infinito e ilimitado.

Otro argumento importante en la pregunta por el principio, lo supone la teoría de la relatividad. Esta teoría se ha convertido en el marco referencial en el que se formularon hasta la década de los ochenta en adelante del siglo pasado, los problemas del comienzo del universo y de la singularidad inicial. Esta teoría también, replanteo muchos problemas filosóficos antiguos, especialmente los relacionados con la naturaleza del espacio y tiempo. Uno de los principios de la cosmología relativa era: el universo tal como lo vemos es homogéneo e isotrópicos a grandes escala y siempre podemos definir una métrica… Una dificultad importante surgió en la década de los sesenta del siglo pasado con los teoremas que Penrose y Hawking demostraron sobre las singularidades. Estos teoremas matemáticos indican que las singularidades están intrínsicamente unidas a la relatividad general.

La teoría de la relatividad es una teoría clásica que no tiene en cuenta los principios de la mecánica cuantica.
Hawking, propuso una posible superación de las singularidades con su modelo del tiempo imaginario basado en la teoría de Feynmann de la mecánica cuántica. Hawking haciendo varias simplificaciones, prueba que las singularidades desaparecen del modelo. Usando sus palabras “el limite es la condición del universo, este no tiene limite. Estas consecuencias basadas en las hipótesis del modelo y en las simplificaciones hechas le llevaron a concluir que el universo estaría totalmente autocontenido en sí mismo; es decir no sería creado ni destruido, su propuesta implica la negación de un principio temporal del universo, principio al que apunta la teoría general de la relatividad en esta época.
En el libro de Hawking encontramos una mezcla de problemas metafísico científicos y epistemológicos. Los fundamentos de la mecánica cuantica la relatividad general y su difícil unión. El problema metafísico al que Hawking quiere responder, es el problema de dar una razón de la existencia del universo.
Stephen Hawking en su libro demuestra ser un gran científico en su campo, a pesar de sus limitaciones físicas. El refleja grandes vaguedades cuando sale de su campo. Hawking es consciente de la dificultad de hacer predicciones basándose en su modelo, con el nivel actual de conociendo y cálculo. Este es otro argumento atener en cuenta a la hora de hacer predicciones absolutas partiendo de la existencia del creador partiendo de la física teórica. Desde el campo metafísico hay que ver si es coherente negar la existencia del creador partiendo de la negación del principio temporal del universo…
La afirmación de la no existencia de condiciones iniciales niega la relación causal del estado actual del universo con su estado en el momento del Big Bang. Se sigue que el universo ha evolucionado a este estado, pero podría haber evolucionado de la misma manera a otros estados u otros universos.

1.2 Origen del Universo
La teoría de la relatividad elimina el concepto de un tiempo absoluto. En la teoría de la relatividad no existe un tiempo absoluto único, sino que cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, medida que depende de donde está y de cómo se mueve. Estos nuevos conceptos de espacio y tiempo iban a revolucionar nuestra imagen de universo. La vieja idea del universo inalterable, fue reemplazado por el concepto de u universo dinámico, en expansión, que parecía haber comenzado hace cierto tiempo finito y que podría acabar en un tiempo finito en el futuro. Dice Hawking, que a muchas personas no les gusta la idea de que el tiempo tenga un Principio, porque suena a intervención divina. La iglesia católica romana, por el contrario se apropio del modelo del big bang y en 1951 proclamó oficialmente que estaba de acuerdo con la Biblia.

Otro argumento para evitar la conclusión de que debe haber existido un big bang, y por lo tanto, un principio del tiempo, fue realizado por dos científicos rusos Eugenii Lifschitz e Isaac Khakatnikov, 1963. Ellos sugirieron que el big bang podría ser, una peculiaridad de los modelos de Friedmann, que después de todo no era más que aproximaciones al universo real. Llegamos a la teoría de Hawking, que el universo comenzó con una singularidad como el big bang, su teoría se titula teoría cuántica. Hawking comienza hablando del principio de incertidumbre. Este principio tiene profundas implicaciones sobre el modo que tenemos de ver el mundo. La mecánica cuántica nos permite predecir casi, todos los fenómenos a nuestro alrededor, dentro de los limites impuestos por el principio de incertidumbre. La teoría de la relatividad general de Einstein parece gobernar la estructura a gran escala del universo. Cierra esta discusión con el tema: las partículas elementales y las fuerzas de la naturaleza. Según Hawking, la gravedad determina la evolución del universo. Al respecto dice Henry Morris acota, “Los astrónomos y evolucionistas modernos han desechado de esta manera la idea de un Dios personal, omnipotente, omnisciente y Creador del universo”. Y concluye que la teoría evolutiva puede ser aceptada “solo sí uno rechaza categóricamente la existencia de un Dios omnipotente.

2. Desafío de los científicos a la Teología
Desde la publicación en 1859 del libro de Charles Darwin El origen de las especies, fue el acontecimiento inaugural de una revolución intelectual que continua afectando a numerosas áreas del pensamiento humano incluyendo a la teología.
Todo esto nos abre un panorama de las posibilidades de un dialogo fructífero entre el campo científico y el campo teológico que respete la respectiva naturaleza: la unidad que buscamos, no es la identidad. Una mejor comprensión se beneficiara tanto la ciencia como la teología. Como señala Luis Eduardo Cantero en su tesis doctoral en Filosofía, al preguntarse si la teología cristiana era una ciencia:
La teología es una ciencia, porque tiende a pensar y a reflexionar sobre la existencia del cosmo, del género humano, y madura como ciencia en diálogo fecundo con las ciencias universales. Seguramente la teología tiene mucho que decir sobre el concepto científico tan desprovisto de consuelo y esperanza.
La primera tarea del teólogo académico consiste en tomar conciencia del hecho de que la actual cultura científica es un campo que hay que tener en cuenta. Como diría Jean Staune “Se trata de proponer de nuevo la credibilidad del cristianismo como religión en la cultura científica actual”. Hay que tener en cuenta los grandes desafíos del siglo XXI son, en primer lugar, de orden ético pero son también epistemológico.

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