viernes, 16 de abril de 2010

Aportes y desafíos a la teología pentecostal (Carolina Bache)

Aportes y Desafíos de la Teología Pentecostal
Al quehacer Teológico en América Latina
Daniel Chiquete

Introducción
La primera reacción al intentar relacionar cuestiones metodológicas y epistemológicas con el pentecostalismo puede ser de escepticismo puede ser de escepticismo, contradicción o rechazo. Las palabras metodología, epistemología y teología me limito a señalar que juntas forman un complejo lingüístico y semántico donde aparecen conceptos e imágenes como palabra, tratado, lógica, discurso, camino, meta, saber, conocimiento, verdad, fe y Dios.
Con frecuencia se ha expresado también el argumento de que el pentecostalismo sí tiene teología, pero ésta no se elabora y expresa por los canales tradicionales del discurso teológico tradicional, en forma racional, argumentativa y escrita, sino que ella se encuentra expresada en los cantos, predicciones y testimonios, en la oralidad Pentecostal, una de sus características esenciales.

1. Saber, conocer y ser en el pentecostalismo
El pentecostalismo es tal vez el movimiento religioso latinoamericano que más ha padecido la influencia de modelos y contenidos educativos ajenos. Saber y conocer son actividades que están directamente relacionadas y mediadas por el entorno donde existimos. La teología Pentecostal sólo podrá ser significativa al saber teológico latinoamericano y universal desde su afirmación y autoexpresión: sólo podrá ser latinoamericana y ecuménica desde su pentecostalidad. Considero que el pentecostalismo tiene tanto un saber teológico como un conocimiento teológico, pero que éstos están en desequilibrio, y que este desequilibrio, y que esta desequilibrio se manifiesta en el ser Pentecostal. El pentecostalismo es una espiritualidad cristiana donde el ser está más relacionado con el saber que con el conocer. El o ella saben de Dios a través de su experiencia religiosa. El pentecostalismo es más religión que teología.

2. Teología Pentecostal: ¿qué debe ser y quién debe hacerla?
En el pentecostalismo hay una comprensión de los temas fundamentales del cristianismo y cualquier creyente promedio de una iglesia Pentecostal puede comunicar en forma más o menos espontánea y coherente lo que cree de Dios, la iglesia, la redención en Cristo, el Espíritu Santo, el pecado, la segunda venida de Cristo, etc. Se puede o no estar de acuerdo con la argumentación, el uso de la Biblia, la hermenéutica, el vocabulario, pero no se puede negar ese saber de Dios. La teología Pentecostal deberá traducir ese saber en conocimiento teológico, y poner éste al servicio de las iglesias y teologías latinoamericanas. La teología Pentecostal deberá ser la autoafirmación del pentecostalismo como un saber y un conocer de Dios propios y significativos, preferentemente con un lenguaje propio y apropiado. ¿Y quién debe hacer esta teología? Los y las pentecostales. Los teólogos pentecostales académicos no tenemos que inventar un modelo y una actitud; debemos hacer teología desde la praxis, orgánicamente integrados a las comunidades, acompañándolas en su caminar y dejándonos enseñar e inspirar por ellas.

3. Aportes (probables) metodológicos y epistemológicos de la teología Pentecostal al quehacer teológico en América Latina y el Caribe
1. Teología con Espíritu
El pentecostalismo es el resultado de una opción preferencial del Espíritu y los pentecostales hemos respondido con una opción preferencial por Espíritu. El tema “Espíritu Santo” deberá seguir siendo un pilar de nuestro pensamiento teológico, pero un Espíritu al que le permitamos expresarse y autorrevelarse más allá de las categorías y experiencias en las que con frecuencia los pentecostales hemos intentado limitarlo. El Espíritu Santo deberá seguir recibiendo en la teología Pentecostal una atención prioritaria. Una teología espiritual en el sentido de guiadas por el Espíritu, escrita en continuidad con la tradición del Espíritu de la creación, del éxodo y la pascua, de los profetas, de los salmos, de las luchas, del paráclito Juánico, del carismático Pablo, del portado por Jesús de Nazaret, etc.
2. Teología Comunitaria
La Pentecostal debe partir de la realidad concreta de las comunidades creyentes y debe buscar respuestas a sus preguntas, necesidades, aspiraciones, esperanzas y miedos.
La teología Pentecostal se alimenta de la vida de sus comunidades, por ello está en las mejores condiciones de establecer la requerida vinculación entre las comunidades y la academia, casi de manera natural. En muchas comunidades pentecostales están dadas las condiciones para una enseñanza y creación de teología comunitaria. El pentecostalismo es menos ingenuo y fundamentalistas de cómo algunos críticos lo dibujan. El pentecostalismo tiene un saber de Dios y de estos aspectos que lo ponen en condiciones de desarrollarlos teológicamente de una manera más natural que otras tradiciones religiosas. La única forma de hacer teología Pentecostal significativa es optando objetivamente por la subjetividad.
3. Teología radical y propia
Una teología que trabaje desde la raíz de la espiritualidad Pentecostal: la Bíblia, la historia de la iglesia y la experiencia religiosa carismática. La Bíblia es central en la fe, la praxis y el culto Pentecostal. Ella es uno de los sólidos fundamentos de esta religiosidad. La teología Pentecostal deberá ser decididamente bíblica, esforzándose por el conocimiento y manejo correcto de los recursos académicos del estudio y análisis de las Escrituras, una herramienta que nos permita desarrollar una teología fiel a nuestra espiritualidad y convicciones cristianas. También debemos volcar nuestra atención a la experiencia religiosa Pentecostal misma y desarrollarla teológicamente.
4. Desafíos ¿oportunidades? Probables ¿deseables? Del pentecostalismo a la educación teológica en América Latina y el Caribe
Nos guste o no el cristianismo protestante en América Latina y el Caribe es mayoritariamente Pentecostal. La demanda por estudios teológicos es también creciente en casi todos nuestros países. Si el 75 por ciento del protestantismo latinoamericano es Pentecostal, en muchas regiones el 75 por ciento de la membresía Pentecostal es femenina, por eso hay que unir los esfuerzos por facilitar el acceso de las mujeres a la educación teológica, sino a la producción teológica misma. La “feminización” de la teológica pentecostal es una necesidad y una promesa. Otro aporte es el rescate de la teología cristiana como cristiana. La teología pentecostal, es un esfuerzo de penetrar más profundamente en los misterios cristianos, tal como son plasmados en las tradiciones bíblicas y, después, eclesiásticas. Por ultimo la teología del Espíritu ofrece enormes posibilidades para el dialogo y el trabajo ecuménico, con su énfasis en el Espíritu y en las experiencias espirituales, puede ser un riquísimo aporte.


Fundamentos teológicos del Quehacer Misionero
Lic. Eugenio Campos

Dios: el originador del proceso misionero
En Mateo 25: 34, el texto está a todas luces escatológico, y da pie para afirmar que el reino es el centro unificador de las escrituras y constituye el propósito supremo de Dios en relación con la historia de la humanidad.
Dios como creador: Hizo el mundo para su gloria. El propósito de la creación del hombre era doble, comunión y mayordomía. (Gen. 1:26-28). De acuerdo con esta perspectiva antropológica, el hombre crea y gobierna para Dios, pero el pecado humano ha distorsionado este diseño de la creación y ha traído como consecuencia la deshumanización y la muerte.
Demanda que el hombre se vuelva a Dios. La doctrina de la creación es parte del mensaje del evangelio.
Dios como redentor. David Bosch: la misionología antes de ser reconocida como una disciplina fue ubicada como apéndice del currículo teológico.
Su promesa universal. 1º Dios promete el redentor (Gén. 3:15). “el primer resplandor del Evangelio”. 2º Dios promete bendición a todas las naciones. (Gén. 12:2-3). “La promesa es para todas las familias de la tierra”. El ser portadores de la bendición a las naciones (Gén. 28:14) . El NT. Relaciona esta promesa con Cristo (Hch. 3:25, Gál. 3:8).
El siervo de Jehová y las naciones. (Is. 42:1, 53:12). El Mesías Siervo recibió la misión de restaurar a Israel y ser la salvación de las naciones. (Is. 42:1, 6, 49:6). El asumió su misión y la cumplió a través del sufrimiento y la muerte (Is. 53). Nosotros somos “luz para las naciones” (Mat. 5:14-16; Hch. 13:47) y podemos cumplir esa misión por medio de la obediencia a Dios.
Dios como el Señor del proceso misionero: llama y envía. (Mt. 9:35-10:42), Jesús indica al señorío de Dios en tres maneras:
1. se la llama “Señor de la mies”;
2. es objeto de oración; y
3. Se le reconoce su derecho de llamar y enviar obreros “a su mies”.
Prepara los tiempos propicios. Arturo T. Pierson, escribiendo acerca del primer siglo de las naciones modernas, dice:
La historia misionera así sugiere tres puntos de vista para un estudio de la obra de Dios. 1º, la preparación de Dios para la evangelización. 2º, su cooperación en toda verdadera actividad misionera. 3º, su aprobación de todo servicio fiel.
Cristo: El mediador del proceso misionero.
De acuerdo con las Escrituras, Cristo es el mediador de todo. Es el mediador en la creación, es el mediador de la salvación, es el medio por quien Dios restaurará todas las cosas.
El enviado de Dios
El evangelio que presenta ampliamente este tema es el de Juan, apostelo y tempo (8:42). La venida de Cristo en carácter de enviado se relaciona con la misión d la iglesia (20:21).
Su misión
Jesús vino para establecer el reino de Dios.1. Conectó su misión con el cumplimiento de las Escrituras, Mt. 5:17. 2. Vino a salvar a los pecadores Mr. 10:45, Jn. 3.17. 3. Vino a “destruir al diablo y sus obras Jn.3:8.
Su exaltación
La exaltación de Cristo es fundamental para la empresa misionera. “Dios también lo exaltó a lo sumo” Fil. 2:9. Cristo dirige a la iglesia en el desarrollo de su misión y le llama a fidelidad y compromiso Ap. 2-3.
El Espíritu Santo: El impulsor del proceso Misionero
El descenso del Espíritu está vinculado con la exaltación de Cristo (Hch. 2:23).
El espíritu inviste de poder para testificar: Pentecostés significa testificar y poder para testificar (Hch. 1:8; 4:31), la oposición humana y satánica no pudieron detener su crecimiento (Hch. 4:19-20).
El Espíritu preside El Quehacer Misionero
El proceso misionero incluye la deliberación doctrinal y la formación de discípulos. También tiene que ver la actitud de dependencia de Dios y la unidad en el marco de la verdad, (Hch. 13:2, 4; 15:28).
El Espíritu prepara a los pueblos para el evangelio
El Espíritu Santo opera en el mundo preservándolo como campo misionero y preparando a los pueblos para que respondan al evangelio, (Hch. 2:5, 10; 10:1-2; 18:7).
La iglesia: El agente del proceso misionero: la iglesia es una nueva comunidad del Espíritu Santo (Jn. 14:16-20), y como tal refleja los valores del reino, (1 Co. 4:29; Ro. 14:17).

Una comunidad que se somete al Señorío de Cristo: a los discípulos se les demando la confesión de la soberanía de Cristo sobre su vida y sobre todas las cosas (Mt. 16:21, 24-25).
La iglesia es una comunidad que testifica: la misión de la iglesia es mundial. Boer responde: la iglesia es una iglesia misionera…misiones no es un pasa tiempo de una sección de la iglesia. Ella como un todo es misionera en todas sus relaciones.
La iglesia es una comunidad que crece hacia la madurez: el crecimiento se efectúa por medio de la enseñanza de la palabra de Dios, así como por la conjunción de ministerios de los creyentes, la unidad y el amor (Ef. 4:11-16).
La biblia: El texto del proceso misionero
La biblia es la autoridad para el quehacer misionero.
Su naturaleza Misionera: el AT. Habla acerca del Dios creador, juez y redentor, y acerca del hombre que es llamado a venir a Dios, dejando su rebeldía. El NT. En sí es misionero.
Su Autoridad: Jesús afirma la autoridad del AT. Al hablar de su cumplimiento (Mt. 5:17,18). Los apóstoles afirman lo mismo del NT, (1 Co. 14:37; 2 Tes. 3:14).
Su lugar en el ministerio intercultural: la palabra de Dios penetra las culturas, transformando la cosmovisión y la vida misma de los pueblos. Como Morris A. Inch concluye: “Un alto concepto de la Escritura es necesario si vamos a interpretar el texto con exactitud, afirmar su autoridad divina, preservar su singularidad, resistir la tiranía cultural y promover a Jesús como Señor”.

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